
martes, 26 de agosto de 2008
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DESDE EL CORAZÓN DE DON BOSCO Roma, 10 de mayo de 1884 Muy queridos hijos en Jesucristo: Cerca o lejos, yo pienso siempre en vosotros. Uno solo es mi deseo: que seáis felices en el tiempo y en la eternidad. Son palabras de quien os ama tiernamente en Jesucristo y tiene el deber de hablaros con la libertad de un padre.